Lo que planteamos es que este es un problema político permanente, grave, sin solución por vía común.
La fórmula que proponemos es simple y lógica. Resolver el problema convocando a la participación del pueblo soberano para que éste se pronuncie respecto a si se mantiene el actual modelo político y económico (Constitución del 80) o se establece un nuevo Pacto Social (Nueva Constitución).
No sólo detectamos el problema sino que planteamos un camino
-Reforma constitucional para permitir plebiscitar si la ciudadanía opta por una Nueva Constitución.
- Si gana el SÍ (ya no el NO) convocar a una Asamblea Constituyente
¿Cuál es el problema de convocar a la ciudadanía? ¿Por qué temer a que la ciudadanía se exprese libre y pacíficamente? ¿Qué dificultad presenta una Asamblea Constituyente que asegure participación y representación de todos los sectores sociales y políticos?
Todos sabemos que la falta de legitimidad de partidos y parlamento se sustenta en un procedimiento electoral excluyente y antidemocrático: el binominal. ¿Por qué no avanzar en la democratización del sistema político?
Aunque resulte extraño –o no tanto- la vía de solución planteada no es políticamente viable según la composición del Congreso.
¿Es decisivo este punto? Depende.
Nótese que nunca estuvo en la agenda política oficial (vía institucional) la gratuidad de la educación, el acuerdo de vida en pareja o anteriormente los derechos humanos. Hoy son parte del sentido común.
¿Cómo lo que era invisible se torno obvio?
La movilización ciudadana logró el milagro. Ese es el camino. Sin una ciudadanía activa seguiremos gobernados por una clase política en la que pocos creen y menos confían.
¿Suficiente la movilización? Depende.
Si el mundo de lo social y el mundo de lo político convergen generando un nuevo sujeto social y político la Nueva Constitución verá luz a todo evento.
Si la derecha se atrinchera en el Congreso y siendo minoría ejerce un veto que impide la voluntad de la mayoría, ¿Qué opción?
Manda la correlación de fuerzas.
